Dicen que la fe mueve montañas. Da la impresión de que en el Ecuador la fe, por el contrario, no las mueve sino que más bien las sostiene e impide que se destapen lo que ellas ocultan.
Porque únicamente un acto de fe colectivo puede explicar que la masa crítica, ese “estado de opinión” del que tanto cacarea Yo el Supremo no se haya horrorizado con uno de los hechos más escandalosos posibles: la inacción para aclarar la denuncia sobre un posible fraude judicial en el caso de El Universo.
Es difícil entender cómo una sociedad que se ha jactado de crítica, no haya reaccionado con indignación ante la negativa del Consejo de la Judicatura Transitorio y del Ministerio Público a investigar el escándalo de Chucky Seven.
Resulta absolutamente desvergonzado que quienes se supone van a reorganizar la justicia no hayan investigado la denuncia según la cual la sentencia en primera instancia en contra de El Universo no fue redactada por el juez pertinente sino por quién sabe quién y quién sabe dónde.
Pero si es desvergonzado que no hayan investigado la denuncia, resulta descarado que hayan hecho todo lo posible por evitar esa investigación, y que más bien hayan sancionado a los jueces que permitieron que se clonara el disco duro donde apareció el supuesto fraude.
El Fiscal tampoco dijo ni hizo nada. Y la sociedad, con la excepción de unos pocos, más bien ha levantado sus hombros en señal de ‘y a mi qué’.
Solo una profunda fe en quienes abusan del poder explica este estado de anomia que agobia. E indigna.
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