martes, 11 de octubre de 2011

Ecuador no merece un palurdo en la Corte

Falconí Puig
Ecuador Inmediato: Ex diputado impugnó a Juan Falconí Puig aspirante a conformar la Corte Nacional de Justicia.
Fernando Rosero, ex diputado que propuso la destitución de Falconí en el 2000 como Superintendente de Bancos, impugnó la postulación del juez a la Corte Nacional de Justicia. En duros términos se refirió en una carta enviada a los medios de comunicación.
El ex diputado afirmó que el Juez realizó una persecución judicial en su contra por haberlo destituido de la Superintendencia. “La misma destitución lo descalifica y varios juicios sobre delitos como injurias calumniosas, peculado, intento de homicidio, que misteriosamente han desaparecido, en los últimos años”, señaló.
Recordó el Caso Plainbridge en el que, supuestamente, Falconí fue acusado de favorecer a su hija con el pago en efectivo de CDRs al 100% por más de un millón de dólares y el Caso de la Fusión de Filanbanco estatal con La Previsora, en el que habría estableció un perjuicio para el Estado de $ 1,425 millones de dólares.
Rosero dijo que el interés de Juan Falconí es borrar su pasado y anticipó que esta impugnación Falconí la contestará con insultos.
Aclaremos, tajantemente, al ex-congresista un asunto de vital importancia: Juan Falconí Puig no es un palurdo, no. Falconí Puig es mañoso, ex-banquero corrupto, ex-superintendente de manejos sucios, acusado de peculado, posiblemente falsificador de documentos, acusado incluso de intento de asesinato, y esto, diputado Rosero, no lo hace un palurdo, lo hace un sujeto inteligente, brillante para manipular gobiernos y evadir la justicia por años, lo hace un perverso que si tuviera conciencia le dolerían los muertos que no pudieron retirar su dinero de los bancos cerrados para comprar medicinas o que se suicidaron, porque Falconí Puig licuó las pérdidas de estos bancos, mientras él sí, cobró dineros ilegales, se arregló la vida y todavía se coloca la careta de persona de bien, opina en Diario Hoy y aspira a magistrado de la Corte de Justicia. Qué sinvergüenza.

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